Teclados sin teclas, sin conexiones, sin pintura – sólo madera y huellas de manos empotradas. ¿El comienzo de la era informática? No, sino el insólito proyecto de una escultora vienesa recién licenciada.
Por encargo de Siemens Design, Nele Ströbel modeló y realizó estudios sobre las estaciones de trabajo informáticas del futuro como «artista residente» de 1985 a 1987. Los teclados biomórficos y las formas inteligibles de los ordenadores iban a transformar las herramientas de la tecnología digital de la superficie de almacenamiento al espacio: el teclado como puente, no como interfaz entre el hombre y la máquina, «porque ahí tengo un contacto directo, háptico, con el dispositivo», una nueva conexión de ergonomía y estética concebida «escultóricamente». El ser humano como usuario competente era el centro de atención de las pruebas de usuario…
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