Un grupo de esculturas de terracota pintadas a tamaño natural, instaladas en una superficie circular. Sus obras fueron creadas en Viena y St. Margarethen durante sus estudios.

Maria Biljan-Bilger:

Me encantó aceptar a Nele Ströbel en la clase de cerámica de Viena. Los dibujos que presentaba eran impulsivos en forma y color y tenían vida propia. Al continuar sus estudios, Nele utilizó las disciplinas de la cerámica practicadas en mi clase para construir grandes formas espaciales e intensificar su expresividad mediante la coloración de la arcilla con óxidos y el engobado. Su apasionada implicación en la obra la llevó a las grandes formas en movimiento y, al mismo tiempo, al uso del color sobre el objeto para realzar vivamente su fuerza expresiva. Más tarde, por afecto mutuo, que se convirtió en amistad y mantuvo el encuentro, pude seguir su nueva evolución.

Maria Biljan-Bilger

Friedrich Kurrent:

Nele Ströbel se considera escultora; en el campo escultórico trabaja con una gran variedad de materiales, principalmente con arcilla cocida, hierro, madera y combinaciones de éstos; en el campo bidimensional crea dibujos coloreados de gran formato, aquí también trabaja con grafito, spray y arena. Sigue aprendiendo las disciplinas artesanales tradicionales, pero también utiliza nuevos métodos de producción y expresión, que considera adecuados para nuestro tiempo.

Los años de estudio en Viena, en la Universidad de Artes Aplicadas, en el «Stuben ring», primero en la clase magistral de cerámica con Maria Biljan-Bilger, después en la clase magistral de escultura con Wander Bertoni, la enfrentaron a fuertes personalidades artísticas y al clima de invernadero de las bellas artes en una Viena de principios de los años ochenta.

Tras regresar a Múnich, ha creado su propio estudio con gran dedicación personal en el «Au», uno de los últimos barrios del viejo Múnich.

En la actual escena artística muniquesa, las irritaciones son múltiples. Los jóvenes artistas están siendo maltratados desde diversos flancos: Mercados de arte, ferias de arte, documentas actúan desde el exterior. Desde Beuys y después de él, se han abierto niveles de conciencia que parecen prohibir el trabajo despreocupado. Las series a gran escala de Warhol siguen entrometiéndose en el campo de visión . Serra aporta toneladas de tensión que un principiante no puede permitirse. No todo el mundo, como Christo, puede empaquetar partes enteras de ciudades o arrendar paisajes enteros. De este modo, las posiciones de los protagonistas más fuertes están prácticamente en pie de forma individual. El proceso de recuperación del arte de finales de los años 20, 30, incluso 40 y pronto 50 está produciendo extraños florecimientos.

Nele Ströbel, conmovida por todo esto, persigue sus objetivos visuales con brío. Su tesis de diplomatura vienesa «Industrial-Manual», una yuxtaposición de piezas aislantes de gran formato de la industria eléctrica con sus creaciones escultóricas de colores hechas por ella misma, ya tuvo un efecto cautivador en el espacio. Desde entonces, las deformaciones, los desplazamientos, las perspectivas distorsionadas, las filas y las secuencias de movimientos han desempeñado un papel cada vez más importante en su obra. Pero, sobre todo, se acerca cada vez más a las situaciones espaciales.

Aquí hemos llegado a un punto en el que un arquitecto podría tener algo que decir. Ha crecido la conexión entre obra y espacio, la necesidad de muchos artistas visuales de «penetrar» en el espacio urbano, de dar forma al paisaje circundante. Llama la atención la referencia a la arquitectura como arte espacial como tendencia general. Nuevos medios de expresión y materiales escultóricos desconocidos amplían las posibilidades del campo de las artes visuales en relación con la arquitectura.

Por tanto, las preguntas serán: ¿qué tipo de contexto es posible hoy? (La arquitectura posmoderna tampoco ha logrado establecer la conexión con el arte visual contemporáneo, o mejor: no la ha logrado en absoluto). ¿Son «necesarios» los productos artísticos en el espacio urbano, en el entorno arquitectónico?

¿Ve nuestra sociedad las obras pictórico-espaciales como una necesidad indispensable de la vida y un enriquecimiento del mundo sensual-espiritual?

¿Pueden las artes visuales llegar así al gran público, o deben seguir «esperando» en espacios museísticos, mercados de arte y galerías?

¿La concepción actual de la arquitectura hace posible la convivencia? ¿Nos necesitamos?

¿Podrá alcanzarse de nuevo, una vez más o por última vez en un futuro próximo la unidad pasada de la arquitectura, la escultura, la pintura -como quiera que se denominen los subámbitos-?

Soy escéptico.

Nele Ströbel, sin embargo, lo intenta en activo.

Friedrich Kurrent